Menorca es uno de los destinos más agradecidos en otoño. No solo por sus buenas temperaturas, sus calas casi desiertas y sus precios mucho más asequibles. Sino también por ese encanto que tiene recorrer la isla prácticamente solo, sin prisas y con unos atardeceres perfilados por sus monumentos, su historia y su deliciosa gastronomía.
Los viajes y el alojamiento serán sensiblemente más baratos. En Menorca podrás disfrutar de temperaturas agradables durante toda esta época del año. Y, sobre todo, aparte de las calas, podrás descubrir tranquilamente la otra cara de Menorca. Aquella más allá de las playas y el mar. El clima de otoño en esta isla es perfecto para hacer turismo de monumentos o algo más activo como senderismo y cicloturismo.
El Camí del Cavalls
La historia de este camino que rodea la costa por su litoral se remonta a siglos atrás. Se cree que los primeros tramos son del siglo XIV. Después, en los siglos XV y XVI, se construyeron torres de vigilancia que hicieron necesaria la existencia del camino alrededor de la isla.
Actualmente, el camino está señalizado y homologado como ruta senderista. Se ha convertido en un itinerario privilegiado para todo tipo de excursionistas. A pie, en bicicleta o a caballo. Tiene 185 kilómetros de recorrido y transitarlo ayuda a descubrir la gran riqueza patrimonial y natural de Menorca.
Otoño puede ser la estación perfecta. Temperaturas más suaves, alguna que otra lluvia que refresque… No te perderás ni una cala, seguramente desiertas, con algún que otro visitante que como tú. Y, por qué no, también bañarse en el mar. Y, mas allá de las playas, recorrerás los acantilados, pasarás al lado de todas las torres de vigilancia, los faros, las fortificaciones.
Faros, castillos y fortificaciones
Precisamente en el recorrido del Camí del Cavalls pasarás por varias de las guías y guardianes de los navegantes, los faros. Se han convertido ya en extensiones naturales de los puntos geográficos en los que se hallan. Siempre estratégicos y de gran belleza. Desde el más antiguo, el de Cavallería, hasta el más reciente, el de Favaritx. Los siete faros de Menorca siguen ejerciendo la función que les da sentido: orientar y servir de punto de referencia para la navegación.
Además de los faros, Menorca puede presumir de castillos, fortificaciones, atalayas de vigilancia, torres artilladas, baterías militares y trincheras. Todo esto se debe a la situación geográfica de la isla. Ubicada en el centro del mediterráneo occidental, lo cual le otorga un carácter estratégico. No te debes perder la Fortaleza de La Mola, el Castell de Sant Felip, el Fort Malborough, la Torre d’en Quart o Llatceret.
La Menorca talayótica
¿Quiénes fueron los primeros pobladores de Menorca? ¿Cómo llegaron a la isla? ¿Cómo se organizaban? ¿Cuáles eran sus costumbres? Todavía hoy se buscan respuestas a todo ello. Lo que sí se sabe es que existen numerosos restos prehistóricos a lo largo de toda la isla.
El más antiguo de los yacimientos es el de Biniai Nou, cerca de Mahón, pero en Menorca hay cerca de 1.400, dos por kilómetro cuadrado. Su tipología es diversa y poco a poco van conociéndose detalles sobre su construcción, uso y abandono. Existen restos de las cinco etapas de la prehistoria de la isla: dolménica, naviforme, prototalayótica, talayótica y postalayótica.
La monumentalidad de Ciutadella y Maó
Maó, la capital, donde lo británico pervive en gran parte de su trama urbana y edificios. Se puede notar la influencia de los incitadores del Brexit en la isla en el siglo XVII. Por eso lo dieciochesco marca la fisonomía de la ciudad.
El centro neurálgico es la Plaça Conquesta y, a partir de ahí, se puede visitar la parte medieval, la señorial y la comercial. Maó tiene su encanto: un puerto comercial, numerosas iglesias de diferentes épocas y una serie de edificios oficiales de gran valor.
En la parte más occidental de la isla se encuentra Ciutadella, cuyo centro histórico es totalmente diferente de la mayoría de municipios menorquines. Esto se debe a los distintos acontecimientos históricos vividos por unos y por otros. Fue durante años centro político, económico, cultural y eclesiástico de Menorca. Y eso se nota en los edificios civiles y religiosos.
En la ciudad intramuros podrás disfrutar de monumentos como la Catedral, diferentes iglesias y casas señoriales o el Teatre des Born. De la parte extramuros, no debes olvidarte del Santuario de María Auxiliadora y el Castillo de Sant Nicolau. También el puerto deportivo, uno de los más bonitos de Menorca.
¿Aún crees que no tienes razones para querer viajar a Menorca en otoño?
Busca los precios de los vuelos en noviembre y compáralos con los de julio y agosto. Y así todo en la isla: los hoteles y apartamentos, los coches de alquiler, los precios de los restaurantes y hasta el de un mísera botella de agua. Tu bolsillo, tu temperatura corporal y tu nivel de estrés vacacional te lo agradecerán.